Hoy ha pasado ya un año, y voltear atrás sigue siendo tan
doloroso como ese domingo en la mañana que desperté con tu cara pegada a la
mía; con los gritos de mi madre en el cuarto contiguo.
Me hablabas cosas que no entendía, te dije que seguías
dormida... me tapé la cabeza con las cobijas para no escucharla a ella, ni
escucharte a ti tratando de explicarme cosas que no quería saber.
Me senté a ver el
mundo derrumbarse ante el silencio.
Todos dormían. Todos dormíamos excepto ella que gritaba en
el cuarto de al lado. Excepto ella y todo el dolor que sentía… excepto yo que
no entendía lo que pasaba afuera de las cobijas, donde había estado metida
intentando no respirar muy fuerte.
Todos dormían [duermen] excepto yo que me levanto por las
noches pensando en aquel hombre... en ese hombre del que por desgracia no
sabemos nada… pensando en la historia, en la historia del final de ese hombre
que no tiene explicación.
La historia de un domingo en la mañana donde todo lo que
existía eran los gritos de mi madre en ese cuarto y la muerte terrible de un hombre
de quien nunca supimos su final.
Todos dormían [duermen] excepto mi madre que no ha vuelto a
sonreír igual, mi padre que la ha visto llorar por las noches mientras tú, que
finges dormir, te levantas y me miras esperando la hora en que tengas que pegar
tu cara a la mía para darme la noticia de nuevo.