Y es que todo el mundo mata lo que ama. El cobarde con un beso, el valiente con una espada.

sábado, 17 de julio de 2010

Dirtyland


Y otra vez me siento en un rinconcito.

Somos los únicos en la sala.


Hablas y no me hablas,

me echas una o dos miradas…

¡No dices nada!


Y tú sabes que quiero,

que quieres y que queremos.

Dices quiero y yo digo no quiero.

Me hago bien pendeja…

… y nadie se da cuenta.


Te das cuenta

porque me miras y no te miro;

nos miramos mientras

palabras como tuverga y micoño flotan en el aire…

jugamos a no mirarnos.


Y tú sigues hablando.

me hablas palabras,

me hablas versos,

me hablas caricias,

me hablas cuentos…


Yo…

me hago bien pendeja…

…y nadie se da cuenta…


No digas nada…

jueves, 1 de julio de 2010

y... en el absurdo de una vida normal...

Antes de salir, sonríe tiernamente a su pequeña hija y le da un beso a su esposa… en la frente.

Camina hasta la esquina donde pasa el autobús y decide seguir caminando. Mira sus pies mientras camina, procurando no chocar con los pies de los demás.

Tiene mucho tiempo.

Al llegar al trabajo, enciende el ordenador; se da cuenta de que tiene tres nuevos correos en su bandeja de entrada. Antes de abrirlos cierra la puerta del despacho con llave. Se sienta, le da un sorbo a su horrible café de hace tres días y comienza a revisar.

Cuentas, cuentas… [¿Te pasas por casa esta noche?]

Se pone un poco nervioso, saca su celular, marca el número lo más rápido que puede…

Sí…

Cuelga.

A veces me siento como ese comercial de detergente para ropa que tanto odiaba de niña...