Y es que todo el mundo mata lo que ama. El cobarde con un beso, el valiente con una espada.

martes, 8 de junio de 2010

…cada vez se vuelve más difícil aquello que solíamos llamar “la estúpida convivencia”…


Y una vez más, ME CAGO EN LA LECHE, porque no puedo encender el auto y correrlo a 140km/h por el periférico, las carreteras o una calle cualquiera.

Cuando respiro el aire desde tu automóvil, sólo pienso en lo cómodo que es respirar el aire poco ventilado de mis cuatro paredes a las tres de la mañana, cuando todo el mundo está dormido y yo sólo me recuesto, enciendo un cigarrillo y miro las luces de la calle reflejarse en el techo.

Y es que he pasado varias horas perdida en una ciudad que no es la mía.

Las luces de las farolas son más tenues y los camiones pasan a centímetros de ti iluminando tus ojos aterrorizados.

Me he convertido en una desconocida...

El perro me orinó los pies el otro día, pisé su mierda al llegar a casa, maldiciendo cerré la puerta detrás de mí y me puse algodón en los oídos para no escuchar los alaridos de los gatos en celo que se aparean por las noches de invierno.

Otra vez son las tres de la mañana… el trayecto de una ciudad a otra es tedioso y nadie se ha atrevido aún a construir una carretera.

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Que empiezen las apuestas...