Y es que todo el mundo mata lo que ama. El cobarde con un beso, el valiente con una espada.

jueves, 30 de septiembre de 2010

Well... She could've been a killer



Ayer soñé que nos convertíamos en monstruos.

Nos olvidábamos entre calles de ciudades, en países que ninguno conocía. Nadie recordaba su nombre.

Olvidábamos cómo hablar y no podíamos ni comunicarnos con señas. Emitíamos ruidos, que eran gritos y de vez en cuando nos arañábamos unos a otros con las uñas, o lo que quedaba de ellas.

Éramos como leones peleando por un trozo de carne vieja.

Recuerdo que nos vimos como extraños con signos de interrogación en lugar de rostro.

Me olvidabas.

Leía los mensajes que solías mandarme sin decirte nada, para que no te sintieras ni un poco importante.

Los leía y a la vez pensaba en lo ridículo que era que hablaras con las letras del teclado de la computadora. Con la pantalla brillosa que te quema las retinas a mitad de la noche.

Y es que éramos monstruos que sólo gritaban y no comprendían razones.

Hasta que aquél la agarró, la inclinó delante de él y la penetró con fuerza.

Es ridículo que me sigas hablando faltas de ortografía a través de la pantalla. Te leo, te escucho, no te entiendo.

Se que no me puedes oír, por eso respiro lento.

La hizo sangrar.

Recordaste quiénes éramos, nuestro lenguaje, mi rostro.

Reconociste que la carne ya estaba pasada…

…te quemé las retinas con un cerillo y me comí la carne de un solo bocado.

1 comentario:

  1. Vaya, con esto te hago otra apuesta.
    El humano es tan humano hasta que se le priva de hablar

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Que empiezen las apuestas...