Y es que todo el mundo mata lo que ama. El cobarde con un beso, el valiente con una espada.

jueves, 5 de agosto de 2010

...located above the zygomatic arch, just in front of the ears

Estábamos atrapados en ambas ciudades, no teníamos una nacionalidad, ni un nombre; ni siquiera una clave.

Nunca supe si existíamos en realidad. Para nadie nacimos. Éramos personajes sin fecha, ni domicilio, sin número de calzado.

Cuando me dedicaba a jugar en el lodo con otros niños, siempre fui la única que no dejaba una huella con el pie, o la mano sobre la tierra. Si algún día la fama me descubre, no habrá para mí un lugar en donde las estrellas de cine inmortalizan las huellas de sus manos.

Carezco de huellas digitales.

¿Recuerdas el día en que nacimos?

En el mundo donde las imágenes y los sonidos, han nacido varios siglos antes que las palabras: todosomosiguales.

En aquellas ciudades, la vida carece de imagen y sonido. Nada tiene el privilegio de ser dicho; aquello se interpreta, se escribe, se cuenta con las manos sin huellas, ni dedos.

Un hombre mete la mano por la ventanilla, recarga la 9mm que lleva consigo, en mi sien.

[No apagues el auto.]

Cinco tipos se suben al auto y el hombre que me apuntaba a la sien, ahora me apunta a la nuca, desde el asiento trasero.

Su mano tiembla al mismo ritmo que las gotas de sudor resbalan por mi frente.

Estoy colgando de las manos de un PUTODROGADICTO, mientras cinco cabrones escupen insultos e instrucciones que he dejado de comprender.

¿Recuerdas el día en que nacimos?


No tenemos número de seguro social, ni de celular.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Que empiezen las apuestas...