Y es que todo el mundo mata lo que ama. El cobarde con un beso, el valiente con una espada.

sábado, 23 de enero de 2010

You're painfully free...


Mi cuerpo requería ser abrazado, mi mano necesitaba ser tomada por una más grande que la resguardase del frío, y mis labios… mis labios gritaban con desesperación y reclamaban ser besados…

Mágicamente todo esto y más se concedió. Hasta mi corazón, que tantas veces me había encargado de proteger con una gruesa capa de acero, se calentó. Fue maravilloso mientras duró; pude sentir una vez más todas esas expresiones de la naturaleza caer sobre mi rostro casi completamente desnudo y vulnerable.Cuando regresé, había despertado del maravilloso sueño en el que me había sumergido dos semanas enteras. El despertar fue duro, doloroso y tenía un olor peculiar: hasta podría decirse que era como el de los cadáveres en descomposición. Mi cuerpo ahora más que nunca reclamaba sus besos y sus caricias, sus brazos rodeando mi cintura y sus ojos, esas hermosas palabras que decía sólo con la mirada simplemente se habían esfumado. ¿Fue acaso el sueño más largo de toda mi existencia? ¿Estuve realmente dormida por tanto tiempo?

Hoy lo liberé… Hoy liberé a mi prisionero de la celda de mi capricho desgarrador. Hoy, justo dos semanas después de haber despertado y vuelto a la realidad con ese olor tan peculiar a putrefacción y muerte, liberé a mi presa.

No se sentía tan bien verlo volar como un ave que ha estado en cautiverio por años. En la celda, finalmente quedaba un vacío sordo y crudo que ni yo misma con todas las fantasías que había construido a su alrededor, podía llenar.Era libre, era libre de volar lejos y jamás regresar; era libre también de quedarse, de abrazarme, besarme y hacerme suya, de amarme… y no…

There’s nothing bonding you and me… You’re painfully free…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Que empiezen las apuestas...